Por: Ydransy Fernández, René novillo y Franklin Cuji
En un abrir y cerrar de ojos el mundo ya no era el mismo, todos conocimoselCovid-19,el cual empezó en Wuhan-china a finales de diciembre, pero nunca nos imaginamosque se iba a extender rápidamente por el mundo a tal punto de ser declarado pandemia mundial. Más adelante seregistró el primer caso de coronavirusen América latina el 26 de febrerode 2020,en Brasil. Este virus provocó un rápido aumento de la demanda en establecimientos sanitarios y mayor esfuerzo en los profesionales de la salud, por lo que algunos países han dejado de funcionar correctamente. El Ecuadorno fue la excepciónpues tampoco estuvo preparado para enfrentar una enfermedad de esta magnitud.
El personal de salud es la primera línea de combate contra el Covid-19, por eso Resaltador Digital da a conocer el testimonio del doctor: Daniel Ismael Cuji Vásquez.
Testimonio Doctor
Mi nombre es Daniel Cuji Vásquez, trabajo actualmente en el hospital José Carrasco Arteaga de Cuenca, en el área de infectología, y he tratado con pacientes de coronavirus desde que llegó la pandemia a la ciudad.
Antes de que empezara esta situación el hospital ya manejaba un servicio de infectología por lo que tuvo que ampliar y adecuar esta área cuando el COE (Comité de Operaciones de Emergencia) activo la declaración de emergencia.
Los médicos estamos preparados para lidiar con cualquier tipo de enfermedad, sin embargo, esto era nuevo, tanto para la ciudadanía como para nosotros, así que generalmente todo lo nuevo suele venir con un poco de miedo, no obstante, decidimos dar un paso adelante y empezar a manejar esta situación.
En mi primer turno tuve 6 pacientes y diariamente empezaron a llegar más, la afluencia máxima que tuve fue de 10 en mi guardia. Algunos tenían que internarse, otros eran dados de alta y otros lastimosamente fallecían.
Empezamos a investigar e informarnos sobre que paciente necesita terapia intensiva, quien no necesita terapia intensiva, cuál va a fallecer porque hay casos como los adultos mayores que tienen deteriorado su sistema inmunológico y lamentablemente no hay como hacer nada con ellos.
Había pacientes que se consideraban estables hasta cierta hora, pero posteriormente en la madrugada presentaban fallas inminentes, estos necesitaban un cuidado más intensivo y las jornadas se volvían un poco cansadas. Tuve miedo de contagiar a mi familia, creo que la mayoría de médicos que trabajamos con estos pacientes decidimos aislarnos de nuestras familias a pesar de todos los equipos y protocolos de prevención.
Los primeros 15 días desde el 29 de febrero al no haber casos registrados en Cuenca no nos dieron el equipo necesario y he sabido de 3 o 4 compañeros que se contagiaron. Nos dieron mascarillas y equipo de protección personal a partir del 15 de marzo.
Con los pacientes que lamentablemente fallecieron no tuve la oportunidad de avisarles a sus familiares, pero algunos colegas si tuvieron la necesidad de hacerlo, es una situación un tanto ambigua porque nunca se había pasado por esto, aun así, es triste tener que decirle a alguien que un familiar falleció y peor que haya estado sus últimas horas en aislamiento.
Fue muy dura la situación en general, la falta de datos, la presentación clínica de los pacientes, el aislamiento que debía hacerse con los pacientes y la necesidad de seguirles recibiendo. Estas enfermedades suelen presentarse con ciertas características, sin embargo, la percepción global es la misma, no podemos aún con esta enfermedad.
Antes de ingresar al servicio de infectología llegue a pensar en la posibilidad de dejar este trabajo, sin embargo, a mí la vida médica me ha gustado desde siempre y hay algo que a la mayoría de médicos nos define y es la capacidad de enfrentarse a este peligro que a veces no es perceptible, pero está ahí, después de todo los médicos queremos el bienestar de todos los pacientes sean cual sean sus características.
Hay pacientes que a pesar de tener características terribles tienen las ganas de querer volver al mundo y uno se contagia de esa energía. Si él cree yo también debo ayudarlo a creer y eso fue lo que motivó diariamente a seguir hasta la final. No he perdido la energía ni las ganas de seguir ayudando a todas las personas que pueda desde mi posición.
La enseñanza que me ha dejado todo esto es que los gobiernos no deben gastar en armamento o cosas endebles que no tienen que ver con la economía y se debe priorizar sistemas que son fácilmente colapsables como la educación o la salud.
Como mensaje final podría recomendar a las personas mantener el estado de Schördinger también llamado el estado doble, de tener o no tener una característica, si usted como persona que no tiene el covid-19, tiene miedo de tenerlo o de contagiar a alguien manténgase en ese estado utilice las medidas de desinfección y así ayudaremos a superar esta situación.
Comments