José Llivicota
En la actualidad hemos experimentado cambios extremos debido a la pandemia del covid19 en todos los ámbitos: salud, desarrollo social, religión, ambiente, tecnología, educación, etc.
En nuestro caso hablaremos de la educación, puesto que se ha optado por el cambio de presencial a virtual y la manera en la que los estudiantes, los docentes y los padres de familia han asumido estos nuevos retos desde el hogar.
Definitivamente ha sido muy complicado acoplarse a estos nuevos sistemas de aprendizaje, tanto a docentes como a estudiantes. En el caso de los docentes se han visto obligados a capacitarse para poder manejar las diferentes plataformas, de igual manera, los estudiantes han recibido clases de manera virtual, pero quizá no todos han tenido la facilidad y el acceso para hacerlo.
En muchos de los casos existen familias que no disponen de un celular, de una Tablet, mucho menos de un computador y en el peor de los casos ni siquiera tienen acceso a los servicios básicos, específicamente la Internet.
Existen muchos casos en los que una familia tienen 2 hijos o más y por el problema indicado anteriormente no pueden recibir clases y si lo hacen en algunos casos al contar solo con un celular o una computadora deben turnarse o simplemente dejar de educarse.
La educación es un derecho que todas las personas tienen, pero no todos la pueden obtener. Quizá en la población urbana existe mayor facilidad de acceso, pero ¿realmente nos hemos detenido a pensar que pasa en la zona rural? ¿Llega la educación como se promocionan o informan en los medios de comunicación por parte de las autoridades de nuestro país?
No existe un plan realmente bueno que cubra en su totalidad las necesidades de los ciudadanos quienes han sido aislados o simplemente no tienen voz en algún espacio o no llega la tecnología.
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